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Escrito por Cronos el viernes, 10 de septiembre de 2010

La Fe. Un concepto traido y llevado, además de un término tan ambiguo que en demasiadas ocasiones puede significar algo y su contrario, con consecuencias estructurales a nivel social, y por lo tanto, con un gran impacto en nuestras vidas cotidianas.

Dejo dicho de antemano que mi intencion no es cargar contra la fe, sino contra el mal uso que se ha hecho y se hace hace de ella en demasiados ambitos. Mi posicion en este sentido es muy clara: todo aquello que sucede en el fuero interno de alguien, y se queda ahi, no es merecedor de crítica alguna. Por supuesto, lo que emana de ese algo perteneciente al fuero interno hacia el exterior del individuo, si puede ser materia de crítica, y en esa parte me centraré.

Ante un término tan amplio como este, habrá que comenzar centrandonos en lo semántico. La palabra fe tiene demasiados significados, y quisiera centrarme en uno fundamental: Aquello que uno cree cierto sin motivos racionales o contrastables para creerlo y a sabiendas de que es así.

No hablaré de la fe como confianza (tener fe en alguien, o que un notario o funcionario, por ejemplo, "de fe" de algo), aunque a nivel semántico haya una cierta relacion entre ambos enfoques del término, dado que en realidad estas acepciones están intimamente relacionadas por provenir -probablemente, no soy lingüista ni pretendo que estos artículos sean un ejercicio lingüistico- del hecho de que la religion, o más bien el conocimiento establecido a traves de ella, hasta hace bien poco era entendida como una verdad absoluta, y por lo tanto la divergencia entre ambas semánticas habría nacido precisamente del divorcio entre el conocimiento establecido racionalmente y basado en hechos contrastables y la creencia no basada o autosostenida.

Tampoco quiero hablar desde el enfoque cristiano -católico- de la fe, que se describe como aquella virtud que permite al hombre creer en la verdad revelada por la iglesia. Es un concepto próximo al que empleo, puesto que incluye la parte de "creer más allá de la razon", pero se centra en el esfuerzo de confianza del creyente en lugar de centrarse en el conocimiento -estoy forzando el termino, debería decir "informacion", pero se entendería peor lo que quiero decir- establecido en base a esa confianza, que es, fundamentalmente, alrededor de lo que quiero tratar.

Una vez establecido el significado del termino "fe" que emplearé, conviene continuar con el termino que usaré como contrapuesto a este: razon. De nuevo, es necesario establecer el significado del termino, puesto que a lo largo de la historia, y a muchos niveles distintos, han sido mezclados, intercambiados y modificados hasta hacerlos casi inmanejables. La definicion de "razon" que emplearé es, por lógica, la contrapuesta a la de fe: Aquel conocimiento (esta vez no se fuerza el termino) que se genera de manera contrastada y con exigencia de veracidad. O sea, aquello que damos por cierto porque podemos comprobar que lo es en los términos en los que se plantea. Como desarrollo de esta idea, es importante resaltar que el ser humano se ha dotado de una herramienta para generar conocimiento veraz: El método científico.

En los términos propuestos es directo hacer la asociación fe/creencia/conocimiento no basado en contraposicion a razon/ciencia/conocimiento basado. Aunque los terminos a cada lado de la contraposicion no son exactamente sinonimos entre si, una vez explicitado el significado que daré a estas palabras, y para lo que nos ocupa, los utilizaré de manera indistinta. Es importante recalcar esto porque, a pesar de estar usando la palabra "fe", iré algo más allá de la cuestion religiosa, dado que hoy por hoy la fe -tal y como la hemos definido, o sea, el conocimiento no basado o autosostenido- se utiliza en bastantes mas ámbitos que este.

Bien, una vez definida la materia sobre la que estamos trabajando, se me plantean tres campos sobre los que avanzar en el razonamiento. La relacion entre fe y razon, la comparacion entre ambas como herramienta, y las consecuencias prácticas -personales y sociales- que se pueden sacar.

La relacion entre fe y razon, entre ciencia y creencia, es algo que se ha discutido hasta la saciedad a lo largo de la historia. Antes de nada, hay que tener clara una idea. La fe, el conocimiento no basado, ha sido una herramienta que -a pesar de traer grandes problemas por su mal uso como herramienta de poder social- ha tenido una utilidad práctica imposible de medir a lo largo de la historia de la humanidad. Si acudimos al paleolítico, cuando nuestros antepasados eran una serie de grupos pequeños de cazadores y recolectores nómadas, que viajaban detrás del alimento, es muy sencillo imaginarse que, aun asumiendo que hablamos de los albores del ser humano, y que por lo tanto La Cultura (entiéndase, por eso las mayúsculas, como el conjunto de todo el conocimiento colectivo humano, transmitido de generacion en generacion) estaba en sus primeros -y por logica, lentos- pasos, por curiosidad y por necesidades prácticas, el ser humano comenzó a observar los ciclos naturales. Dado que la -nuestra- inteligencia, o mas bien la propia realidad, se basa en la causalidad, o sea, en el hecho de que una misma causa generará un mismo efecto, ese ser humano que comienza a hacerse preguntas, al observar los ciclos naturales, su reiteracion y su infalibilidad, les busca una causa. De esa pregunta primigenia ¿por que...?, de esa busqueda de respuestas y de causas, nacen a la vez, razon y fe, la ciencia y la creencia. En realidad ambos conceptos nacen de un mismo problema, y con un mismo objetivo: Describir los mecanismos de funcionamiento de la realidad, de nuestro entorno. Razon y fe son consecuencia de la inteligencia misma, de la necesidad de conocer y de explicar lo que sucede a nuestro alrededor. El ser humano del paleolitico sabia que la luna cumplia un ciclo cada 28 dias, y lo sabia - sobre todo - porque necesitaba saberlo, puesto que la caza nocturna era mucho mas efectiva cuando la luna brillaba. La forma en la que hoy contamos el tiempo aun está claramente influida por aquella observacion, dado que los meses que manejamos actualmente son herederos directos de los ciclos lunares, y del mismo modo, la semana es de siete dias por ser la cuarta parte de un ciclo lunar completo. Parece sencillo darse cuenta de que, cuando ese ser humano prehistórico se preguntó el porque de ese ciclo, no pudo obtener la respuesta correcta (el concepto de atraccion gravitatoria no se alcanzó hasta varias decenas de miles de años despues...), asi que se creó una plausible, aunque incomprobable: la divinidad, lo metafísico. Por supuesto, este mismo proceso mental, esa misma busqueda de respuestas necesariamente hubo de pasar por las grandes preguntas sin respuesta de la humanidad (¿Que soy?, ¿Quien soy?, ¿Que sucede conmigo tras la muerte?...). Parece evidente que, de nuevo, la manera de llenar ese hueco en el conocimiento fue observar la realidad y buscar una respuesta plausible. Este es uno de los grandes errores de los defensores de la fe: no darse cuenta de que -sin entrar en consideraciones de veracidad o no veracidad de ninguna creencia- el pensamiento religioso es consecuencia directa de la inteligencia como hecho y que, por lo tanto, el hecho de que todas las sociedades humanas tengan algun tipo de creencia religiosa implicita o explicita no es resultado de una -aun asi posible- existencia de dios o de lo metafísico, sino que muestra un rasgo fundamental del ser humano y su inteligencia: cuando no ha tenido respuestas para una pregunta, las ha buscado y las ha creado. Y si la respuesta no podía ser racional, contrastable, siempre, ineludiblemente, ha acudido a lo metafisico, a lo divino.

A estas alturas hay que dejar claro que esta explicacion racional del hecho religioso no refuta -no pude hacerlo, hablare de ello mas adelante- lo metafisico, o lo divino, solo refuta uno de esos axiomas que los que defienden la fe utilizan habitualmente: Que el hecho religioso este implantado en todas las culturas humanas demuestra la existencia de dios. La realidad -observable, mesurable, y razonable- es que este hecho dice mucho del hombre y su manera de adquirir conocimiento y de rellenar los huecos en ese conocimiento, pero en realidad dice poco o nada de dios. Hay una explicacion razonable y natural para que el ser humano en conjunto haya recurrido a este tipo de conocimiento, pero no es que dios exista, sino que el hombre necesita de lo metafisico para explicar lo que no puede explicar racionalmente, y para responderse las eternas preguntas sin respuesta del ser humano. Además, aun si aceptaramos la aseveración de que el hecho religioso demuestra a dios, nos encontraríamos con que las diversas culturas humanas han generado divinidades y formas de entender la divinidad tambien diversas, lo que encaja muy poco con la premisa anterior. Si el hecho religioso demostrase a dios, todas las religiones tendrian un fondo común muy amplio, dado que sería la -hipotética- existencia de dios la que generaría ese conocimiento, y no la razón humana, y, por lo tanto, ese conocimiento, por ser veraz debería ser único, cuando la realidad es que no existen dos religiones cuyos dogmas sean compatibles entre si. Reduccion al absurdo, afirmacion refutada.

La mayor conclusion racional que se puede obtener de la observacion del hecho religioso es, precisamente, esa. El ser humano necesita comprender, entender. Y busca la explicacion que haga falta para rellenar esos huecos en el conocimiento. Y además, cuando descubre la respuesta correcta -racional, comprensible, comprobable, no arbitraria- para una pregunta, se lleva -no sin resistencia en muchos casos- a su comodin (dios, lo metafisico) a la siguiente pregunta sin respuesta. Es por esto por lo que afirmaba un poco más atrás que la ciencia no puede ni podrá demostrar ni refutar a dios. Simplemente, son formas de conocimiento que se encargan de ámbitos distintos (podría entrar ahora a hacer consideraciones sobre esos ambitos y su validez, pero lo haré más adelante). Y por lo tanto, son herramientas con distintas funciones: Mientras la razon tiene como objetivo último la veracidad del conocimiento que se establece, la fe tiene como función cubrir los huecos que la razon deja, algunos de ellos, además, no abarcables por la ciencia por tratar de entidades no materiales, no mesurables, y no cuantificables (el alma, dios, etc) y que por lo tanto no pueden ni podrán -al menos eso es lo esperable a la vista de los hechos- ser objeto de estudio para la ciencia - si pueden serlo, sin embargo los efectos y las causas del hecho religioso, por ser hechos concretos, materiales, comprobables, y sujetos a la razon. Dicho de otro modo, lo que no esta sujeto a la razon ni a un criterio de comprobacion, no es materia para la ciencia, ni puede serlo.

Por otro lado, tambien es afirmable, al menos con lo que sabemos hoy positivamente, que el avance de la ciencia nunca podrá resolver todas las preguntas, puesto que cada nueva respuesta nos conduce a un mayor numero de nuevas preguntas - descubrir la electricidad nos hizo preguntarnos por los electrones y los protones, y estos preguntarnos por la estructura del atomo y sobre la posibilidad (hoy confirmada) de la existencia de particulas mas pequeñas todavía, y así podríamos seguir hasta el infinito: cada nueva respuesta es una nueva pregunta en si misma, puesto que siempre podremos preguntar por la explicación de la explicación- lo que ineludiblemente lleva a pensar que nunca la ciencia encontrará todas las respuestas, y por lo tanto, siempre habrá un espacio para "dios", para la fe, para la creencia. Ejemplificando: Nos han explicado por que la tierra gira alrededor del sol, describiendo la atraccion gravitatoria, pero nadie nos ha explicado por que, o a traves de qué mecanismo, las masas se atraen entre si. Y si este mecanismo se descubre, seguro que surgirá una pregunta mas, que será porqué este mecanismo funciona de esta manera.

Entraré ahora en el siguiente paso del camino. Hemos establecido que razon y fe, aun naciendo de una misma inquietud, de la necesidad humana de conocer, tienen distintos objetivos, distintas funciones, distintos ambitos, al menos cuando se mira desde una perspectiva netamente individual, dejando a un lado su impacto social. Esas diferencias de base tienen consecuencias importantes a la hora de enfocar el uso práctico de ambos tipos de conocimiento, y esas consecuencias son aun mayores cuando observamos la funcion que en las sociedades han tenido razon y fe.

Decíamos que la diferencia fundamental entre razon y fe radica en que la razon requiere de contraste, de criterios de validacion y de verificacion del conocimiento generado, mientras que la fe, la creencia, no necesitan de tal validacion, o simplemente tal validacion no es posible por estar planteada en terminos mas alla de lo material, de lo mesurable, o de las leyes naturales. Esto no quiere decir que la fe, la creencia, no deban ser plausibles, ni que el conocimiento generado por la fe no deba estar bien construido racionalmente. Simplemente, en el desarrollo racional necesario para generar dicho conocimiento, en algun punto, se recurre a una verdad no contrastable, a una -al menos- afirmacion que es necesario creer de forma acrítica, y que no puede ser refutada ni matizada: el dogma. En este sentido, y precisamente para evitar el dogma, la razon se ha dotado de una herramienta que ha demostrado ser util y correcta para esa funcion: El metodo cientifico.

El metodo cientifico es, en realidad, un conjunto sencillo de reglas que tienen como funcion última establecer conocimiento veraz sobre la realidad a partir de la observacion, la experimentacion, y los desarrollos racionales (lógica, matemática, dialéctica, razonamiento inductivo y deductivo, etc), y siempre evitando el dogma, la verdad no contrastable, la afirmacion no basada. El motivo está descrito más atrás: simplemente, el objetivo de la ciencia es, precisamente, ese, el generar conocimiento valido y veraz, lo cual encaja poco con los dogmas.

No deja de ser irónico que, a pesar de lo expuesto, el método científico se base en un dogma inicial, en una afirmacion que, aunque no es refutable (no se puede establecer su falsedad), tampoco es demostrable, pero se asume como veraz: que la realidad es empírica, experimentable, y sujeta a leyes, o lo que es lo mismo, que un mismo experimento en las mismas condiciones dará lugar a los mismos resultados - y, por añadidura, que si los resultados cambian será, necesariamente, por haber cambios en las variables que afectan al experimento. Bien, este "dogma" lo que nos viene a decir -simplificando- es que los milagros no existen y que "dios" no mete las manos en el funcionamiento de la realidad y que, cuando un experimento no produce los resultados esperados esto sucede por algun motivo que el experimentador no tuvo en cuenta - de hecho, esta ha sido y es una forma de establecer nuevo conocimiento, cuando un experimento no produce los resultados esperados se pueden detectar variables o factores que actuan sobre el fenomeno en estudio que pueden aportar informacion muy valiosa. Existen motivos prácticos para aceptar que tal afirmacion es veraz: la carencia total de refutaciones comprobables, por un lado, y los amplios exitos del metodo cientifico y la experimentacion a la hora de describir el funcionamiento de la realidad. Un argumento sencillo: Para poder leer este mismo artículo se tienen que estar cumpliendo decenas, o incluso centenares de leyes científicas relacionadas con la fisica, la electronica, la teoria de la informacion, varios campos de las matematicas -algebra, calculo, estadistica, computacion-, y un larguisimo etc. Obviamente, nadie puede afirmar sin ningun tipo de duda que dios no pueda meter las manos en el funcionamiento de la realidad, pero, desde luego, parece ser que no suele hacerlo. La tierra lleva millones de años girando alrededor del sol, lo mismo sucede con la luna alrededor de la tierra: parece evidente que la ley de gravitacion universal ha estado funcionando muchisimo tiempo sin que a dios se le diera por andar tocando nada.

La ciencia, la razon, además, cuenta con una diferencia práctica sobre la fe a la hora de explicar la realidad. La ciencia siempre está dispuesta a ser modificada, hasta el punto de que este extremo es parte del inicio mismo de la idea. A pesar de buscar la veracidad del conocimiento establecido, la ciencia parte de la base de que el conocimiento puede ser modificado, matizado o replanteado al adquirirse nuevo conocimiento relacionado, que puede -como ha sucedido- hacer que varie la descripcion del objeto de estudio. Lo que si asegura el metodo científico es que los nuevos paradigmas contienen a los anteriores, cuando se replantea el conocimiento establecido de manera firme lo que se esta haciendo en realidad es variar (normalmente para ampliar) el marco al que se aplica este conocimiento. Dicho mediante un ejemplo: la dinamica clasica no dejo de ser "cierta" al descubrirse la relatividad. Simplemente, la mecanica clasica funciona correctamente al aplicarse en objetos que no estan cerca de la velocidad de la luz. Y además, esa dinamica relativista, matematicamente, contiene a la mecanica clasica. Podria dar la impresion de que el señor Einstein se cargo de un plumazo el trabajo de generaciones y generaciones de fisicos anteriores a el, pero nada mas lejos de la realidad. Lo que hizo Einstein fue justo lo contrario: reviso y amplio ese conocimiento, partiendo de ese conocimiento, para realizar una descripcion mas amplia y certera de la realidad. Este es uno de los puntos clave a la hora de entender el conocimiento cientifico, y el hecho de que a pesar de que se parte de una exigencia de veracidad, este conocimiento este siendo modificado continuamente: la ciencia, sistematicamente, duda de si misma. Y es precisamente esa duda la que hace que el conocimiento que establece, si bien puede no ser completo si es veraz, en los terminos en los que es establecido. La cuestion está en esta ultima coletilla: "en los terminos en los que ha sido establecido", y añadiría "aunque sean implicitos". La dinamica clasica no podia contemplar el funcionamiento distinto de la masa desplazandose a velocidades proximas a la de la luz porque no tenian motivos ni para sospechar que esto pudiese suceder, asi que se limitaron a describir lo que si podian observar -logicamente- y generaron una descripcon correcta en las condiciones en las que fue generada. En este caso, aunque explicitamente no se enunciara la ley natural añadiendo "si un objeto va a una velocidad no proxima a la de la luz", esta implicito por el simple hecho de que a aquel cientifico no se le podia haber ocurrido que se diese la variacion en el comportamiento de las masas que realmente se da a velocidades proximas a la de la luz.

Desde luego, si hacemos una comparacion entre fe y razon en este ultimo extremo, veremos que la fe, aunque puede mantener la misma actitud que la ciencia en cuanto a ser automodificada para ajustarse al nuevo conocimiento, como minimo, y a consecuencia de ser conocimiento basado en dogmas no demostrables, suele presentar una fuerte resistencia a cambiarse a si misma - con excepciones, aunque pocas - y no digamos si el nuevo conocimiento choca con alguno de esos dogmas. Conste que esto es una generalizacion, y que existen corrientes religiosas y filosoficas teistas que tienen como dogma el que su fe deba ser compatible con la ciencia. Ojo, "compatible con" no significa lo mismo que "demostrable por". Simplemente, establecen que el campo y la funcion de la ciencia es correcto, y que el campo de la fe es otro, y, y esto es lo excepcional, estan dispuestos a adaptar su fe a lo que la ciencia describe o demuestra. Repito, son excepciones, pero dignas de tener en cuenta. Como ejemplos podria hablar de ciertas corrientes budistas y del sufismo, o de cualquier agnosticismo creyente. Añadiré aquí que el ateismo es una forma de fe, la que afirma -sin posibilidad de demostrarlo- la no existencia de dios, que no deja de ser un dogma mas. La razon, por definicion, es agnostica: no da como cierto lo que no puede demostrar que es cierto.

Pasemos al siguiente paso: Una vez establecido que la ciencia huye del dogma -con la excepcion de la experimentabilidad de la realidad-, mientras que la fe vive de el, y estas son consecuencias directas de la propia definicion de ambos terminos, sería conveniente observar las consecuencias de este hecho a nivel humano y social.

Para analizar la parte humana de la cuestion, propongo un ejercicio simple. Supongamos dos seres humanos cualesquiera, con conocimientos disjuntos, y en ambos casos, parte de esos conocimientos basados, parte de ellos no basados. Bien, estos dos sujetos coinciden, y deciden intercambiar conocimientos, cosa que hacemos todos a diario, de manera consciente o inconsciente. ¿Que sudede con el conocimiento basado, cientifico? Pues sucederá que, aunque ese conocimiento sea disjunto, con el tiempo y la discusion suficiente, ambos acabaran poseyendo conocimientos identicos o casi identicos. Los motivos parecen obvios. Dado que el conocimiento cientifico esta basado en criterios de veracidad, es cuestion de tiempo que ambos lleguen a las mismas conclusiones, o casi identicas -siempre hay espacio para la discusion, por supuesto. Pero, ¿que sucede con el conocimiento no basado, con la creencia? El resultado aqui será totalmente distinto. Dado que la no necesidad de veracidad comprobable de la fe deja abiertas infinitas posibilidades que simplemente hay que creer por dogma, al ser, como se propone, disjuntos los conocimientos de ambos, por mucho que discutan sobre sus diferencias nunca llegaran a ningun acuerdo. Simplificando mucho: Es muy facil convencer a otra persona de que el principio de arquimedes es veraz, pero es casi imposible convencer a alguien que cree en la reencarnacion de que el cielo y el infierno existen.

Todo esto lleva a una conclusion directa, y una de las que pretendia exponer en el articulo:

Las relaciones humanas deben basarse en la razon y no en la fe.

Y esto es asi porque la razon, la ciencia, es una, mientras que las fes, las creencias, son muchas. Y esto, a su vez, vuelve a ser consecuencia directa de la propia definicion de ambos terminos. Si el conocimiento no necesita ser contrastado con la realidad, entonces cualquier aseveracion puede ser valida, y el acuerdo imposible. Sin embargo, al obligarse la ciencia a tratar sobre la realidad, y al ser la realidad una y unica, el conocimiento establecido con criterio cientifico será necesariamente comun.

Por supuesto, estoy haciendo una simplificacion, es evidente que dos cientificos pueden mantener posturas distintas sobre un mismo tema, pero si eso sucede será o por falta de conocimientos de uno de ellos, o por falta de informacion y experimentacion concreta para dilucidar cual es el que lleva razon - la ciencia tiene sus ciclos, y el conocimiento cientifico pasa por etapas antes de considerarse establecido por completo. Y en el momento en el que la experimentacion muestre cual es el que esta en lo cierto, el otro estará de acuerdo. Este proceso, cuando se habla de fe, no es posible.

De hecho, y este es uno de esos puntos en los que fe y razon casi se tocan (aunque veremos que no), parte del proceso de adquisicion de conocimiento por la ciencia consiste precisamente en plantear hipotesis, que en realidad es hacer un ejercicio de fe, pero unicamente para, a traves de la experimentacion, determinar la veracidad o no veracidad de lo afirmado. Obviamente, el hecho de que el planteamiento de la hipotesis sea no basado no quita que el objetivo de la misma sea el de llegar a un conocimiento veraz y basado a traves de la experimentacion. Por lo tanto, la hipotesis y el dogma de fe, aunque comparten el hecho de que son conocimiento no basado, se diferencian en que el dogma pretende sostenerse por si mismo y se considera veraz per se, mientras la hipotesis solo se puede sostener mediante la experimentacion, y no se considera veraz mientras no es comprobada mediante este mecanismo. De hecho, la gran diferencia entre fe y razon es, en realidad, esa: Hablando de ciencia, el paso de la hipotesis al conocimiento se realiza mediante criterios comprobables por cualquiera. Sin embargo, hablando de fe, este salto no tiene por que tener base alguna, es arbitrario, y, sobre todo, no es posible comprobarlo empíricamente.

¿Cual ha sido la relacion entre fe y razon a lo largo de la historia? Y, sobre todo, ¿que efectos ha dejado a nivel social esa relacion?

Unos parrafos atrás hablaba del paleolítico, de ese inicio del ser humano como animal cultural, que comienza a aprender sobre su entorno, y a la vez, comienza a generar creencias para rellenar los huecos que la razon no podía llenar. Los antropologos afirman que las sociedades de estas tribus nomadas, cazadoras y recolectoras, no tenian una especializacion clara del trabajo, lo cual implica necesariamente que tenian estructuras sociales sencillas, en las que era probable que alguno de sus individuos ejerciese de algun modo como chamán, o como "sabio". En estas sociedades ese cargo no implicaba liberacion del trabajo diario, puesto que todas las manos eran necesarias para la subsistencia del grupo. En ese sentido, me atrevo a afirmar que, a pesar de lo primitivo de estos seres humanos en lo cultural, e incluso aunque ellos mismos no fueran conscientes de la diferencia entre fe y razon, la fe ocupaba su lugar natural, el de dar una explicacion plausible a lo inexplicable.

Es en el periodo neolítico en el que nacen las primeras religiones organizadas. El ser humano comienza a sedentarizarse, a dejar de viajar permanentemente, y lo hace a raiz del descubrimiento de dos herramientas fundamentales, y que siguen siendolo hoy por hoy. La agricultura, y la ganadería. Es evidente que este proceso no fue algo que sucediera de un dia para otro, la agricultura y la ganadería son, si pensamos en la epoca, una gran serie de descubrimientos que se encadenan a lo largo de mucho tiempo, y que se dan en varios lugares. Además, el descubrimiento y la mejora de estas técnicas para producir alimentos de manera continua, unida al descubrimiento de la alfarería -fundamental para poder acumular y transportar alimentos y agua- provoca un efecto adicional, el aumento del rendimiento del trabajo, hasta el punto de que ya no es necesario que todos trabajen para que todos coman. Los asentamientos crecen, las tecnicas agricolas, ganaderas y de almacenaje y conservacion del alimento se hacen cada vez mas eficientes, y comienza a haber un excedente alimenticio. Esto provoca que se de un cambio fundamental: aparece la division del trabajo, la especializacion. El trabajo deja de ser comunal, y pasa a haber campesinos/artesanos (los que trabajan), guerreros (los que luchan), y sacerdotes (los que conocen). Esta division incluye tambien una jerarquizacion, sabemos por pinturas de la epoca que, generalmente, quienes ejercen el liderazgo -fundamentalmente porque pueden imponerse mediante el uso de la violencia- son los guerreros, de lo que hay una buena cantidad de pruebas.

¿Cual es el papel del sabio/sacerdote, por qué motivo su papel es necesario en la sociedad? El fundamental, contar el tiempo. La agricultura, y en menor medida la ganadería, requieren de un conocimiento bastante exhaustivo de los ciclos solares. Se siembra en invierno, se recoge en otoño, y ciertos trabajos deben hacerse en ciertas epocas o se pierde la cosecha. El ser humano necesita saber en que epoca del año esta, y cuanto falta para la siguiente estacion para poder subsistir de manera sedentaria, y por lo tanto, el sabio/sacerdote pasa a tener un papel fundamental en la sociedad. Su trabajo es contar el tiempo, averiguar el futuro, dar descanso a los que mueren, etc etc. A pesar de que razon y fe siguen fundidas en un solo ente, dejan de ser responsabilidad y propiedad de todos para pasar a ser responsabilidad de unos pocos, que además, no trabajarán en nada más. Es el nacimiento de la religion organizada. Y con ella, la concepcion de la religion como herramienta de cohesion social, y a la vez, y de forma complementaria, claro, de poder. La fe deja de ocupar su lugar natural, complementario a la razon, para pasar a ser otra cosa. El sacerdote/sabio es un privilegiado, puesto que no tiene que trabajar, y, por logica, su objetivo será defender sus privilegios y no la simple busqueda del conocimiento. Supongo que no tendré que explicitar los reflejos que este cambio sigue teniendo, miles de años despues, en las sociedades modernas.

Si seguimos avanzando en la historia, lo siguiente que es necesario encontrar es el punto en el que se diferencia entre el sacerdote y el sabio (o filosofo). En este punto comienza el necesario divorcio entre fe y razon, y esta muy vinculado a la aparicion de la escritura. La escritura tiene enormes virtudes, pero un gran defecto, sobre todo cuando hablamos de fe, de conocimiento no basado. El defecto (y a la vez virtud) es que lo que se escribe, queda escrito, y si ademas tenemos en cuenta que los primeros sistemas de escritura eran sobre piedra o, posteriormente, sobre materiales bastante dificiles de obtener en su epoca, mas todavía. La escritura para el hombre antiguo era -casi- inmutable.

El dogma, la idea del conocimiento que uno debe aceptar a pesar de no tener elementos para ello, esta fuertemente vinculado a la escritura. ¿Por que? Porque cuando el conocimiento se transmite por via oral, el receptor del conocimiento debe comprender lo que se le transmite para poder transmitirlo el a las generaciones posteriores. Y además, ese conocimiento variará por la propia experiencia del que lo transmite. Sin embargo, una frase escrita no pasa jamás por ese proceso. El que la lee, puede comprenderla, pero, si su experiencia le lleva a refutarla, no puede cambiarla (aunque si reescribirla, claro). El siguiente lector obtendrá la informacion sin haber pasado por la experiencia del que estaba en medio, que además, no tendrá oportunidad de variar lo que está escrito aunque haya descubierto matices que no conocia su predecesor. Es muy sencillo darse cuenta de que esto lleva directamente al dogma inmutable. Asi esta escrito, asi es. Y, a la vez, tambien es muy sencillo plantearse la posicion del ser humano que adquiere un conocimiento leyendolo, pero al cotejarlo con su percepcion de la realidad, tiene que refutarlo. Descubre que el dogma no es válido. Cuando esto sucede, el sacerdote y el sabio dejan de ser la misma persona. El sacerdote cree, el filosofo razona. Y, por primera vez, fe y razon dejan de ser una misma cosa.

El problema que hemos heredado de este momento historico -en realidad no es uno, son muchos, con muchos años y kilometros de distancia entre si, pero el proceso descrito es igualmente valido- viene de lo expuesto en el punto anterior: el sacerdote tiene una posicion jerarquica en la sociedad, la fe ya es una herramienta de poder. Y, cuando la razon la intente refutar, opondrá necesariamente resistencia para mantener sus privilegios - si el filósofo demuestra que lo que digo es falso, entonces dejaré de tener mi cuota de poder. Obviamente, ha habido excepciones a esto, fundamentalmente en la Grecia y Roma antiguas hasta al aparicion del cristianismo, que supuso un cierto retroceso en este campo, muy amplificado tras la caida del imperio romano y la toma de control de los pueblos germanicos, mucho menos evolucionados en este sentido. Y además, en estas sociedades se daba una manera de entender las religiones muy abierta, y en general bastante compatible con el papel del filosofo.

Llama bastante la atencion que, desde esta epoca hasta practicamente anteayer, el conflicto permanente entre el conocimiento dogmatico y la ciencia haya permanecido practicamente en la misma linea. El cientifico describe un nuevo mecanismo, el sacerdote lo niega. Desde las teorias heliocentristas hasta la teoria de la evolucion o el estudio de celulas madre, siempre se ha dado el mismo proceso - aunque ha variado la manera de resistirse, hoy por hoy ya no está tan de moda quemar a la gente en hogueras o torturarlos hasta que confiesen que el diablo les ha dictado una (falsa e irreal, claro, que dios ya le habia comentado a nosequeprofeta que no) malévola ley cientifica que pueda contradecir que el mundo se hizo en 7 dias, con el ultimo de descanso. El cientifico (o filosofo) descubre y expone, el sacerdote se opone - basandose en sus dogmas de fe. Y el paso del tiempo y la aceptacion social de la idea descubierta por el cientifico -inevitable, puesto que lo que el cientifico expone es veraz- acaba llevando al sacerdote a modificar su criterio. O sea, que a pesar de que hace un par de cientos de años cierta organizacion religiosa se cargo a un tal Miguel Servet por decir que la sangre circulaba por el cuerpo, hoy por hoy esa misma organizacion no tiene reparos en que se salve la vida de sus miembros cuando estan enfermos en aplicacion de este descubrimiento. Y claro, logicamente, lo dan por valido, puesto que funciona. ¿Cambio dios de opinion? ¿O será que la fe tiene como origen al ser humano y nada mas que el ser humano? Y, por apostillar, si eres creyente, solo tienes que afirmar que el ser humano es asi porque quiso dios, y seguir creyendo lo que crees. Lo absurdo es negar el conocimiento cientifico corretamente establecido utilizando como unico argumento un dogma, o una afirmacion no contrastable.

¿Que sucede en el mundo moderno? Pues son facilmente observables una serie de problemas derivados de que se siga utilizando la fe para lo que no es, aunque el efecto complementario, es decir, el usar la razon para lo que no le corresponde, tambien se siga dando. No deja de ser ironica a quella frase atribuida a Jesus de Nazaret que decia "dadle al cesar lo que es del cesar, y a dios lo que es de dios".

Uno de los problemas fundamentales de la imbricacion de las religiones organizadas en el estado deriva de que se generen normas de comportamiento colectivo (eso a lo que llamamos "leyes") a partir de la fe. Es a lo que se suele llamar en politica "moralismo", que consiste en escribir como leyes de obligado cumplimiento para todos aquellas normas que son propias de una fe, y derivan de ella. En los casos extremos se llega a sistemas teocraticos, en los que es una casta de sacerdotes quien rige el estado. Creo que estando en España no hace falta redundar mucho en los efectos pesimos que puede tener a nivel social, solo hace falta echar un vistazo a la sarta de sandeces que se llevaron a cabo en el pais en base a eso que se denomino "nacionalcatolicismo" durante la dictadura de cierto general y sus adlateres.

Si creo necesario redundar en los efectos que actualmente tiene, puesto que, como efecto rebote del franquismo, a veces parecemos no darnos cuenta -como sociedad- del grado de influencia inmerecida que sigue teniendo en la sociedad española cierta religion organizada, o mas bien, sus jerarquias. Sin ese moralismo que a veces se ignora o pasa desapercibido no es facil encontrar motivos para entender las posiciones de la derecha española -que suele autodefinirse como liberal, aunque realmente mantiene posiciones claramente conservadoras, y mas en estos temas- en temas como el aborto o la eutanasia (dado que sus posiciones, incluso las que que tienden mas hacia la objetividad, no tienen sentido si no se acepta como valida la premisa de la existencia de un "alma inmortal", que no tiene por que ser aceptada), sobre el divorcio o sobre la educacion sexual (de nuevo, sin sentido, salvo que se crea que el matrimonio debe ser indivisible por haber sido sancionado por el mismisimo dios, y que ningun acto sexual es aceptable sin el cuño divino) o la homosexualidad (salvo que se crea que es un tipo de sexualidad que va en contra de la voluntad de dios), y, como estos, tantos otros ejemplos, siendo particularmente inaceptable en el campo de la educacion, en el que no solo pretenden que sus dogmas de fe sean impartidos como materia de evaluacion obligatoria, sino que además ofrecen ferrea resistencia a cualquier intento de introducir formacion social desde una perspectiva laica. O sea, que no solo no aceptan que se ofrezca una vision apartada de la religiosa para asuntos sociales desde las aulas por considerarlo "adoctrinamiento", sino que, además, pretenden que se eduque en dogmas de fe a los niños, y que el conocimiento de estos dogmas sea relevante a la hora de evaluar el rendimiento académico del estudiante. Por no hablar del simple hecho de que la constitucion española define el estado como "aconfesional", lo que significa que el estado se compromete a colaborar con las religiones practicadas por sus ciudadanos de manera proporcional a estos ciudadanos.

Frente a estas posiciones moralistas, la izquierda (primero los liberales, despues los socialistas y comunistas) ha defendido dos posiciones parecidas, aunque diferenciadas.

En epocas, la izquierda mas radical fue de ateismo militante. Defendian que las religiones organizadas eran algo que simplemente no debia existir. En realidad, estas posiciones eran, en mi opinion, resultado de una situacion sociopolitica que ya no se da, o no se da de modo tan extremo. Poblaciones ignorantes y supersticiosas (y he elegido el termino bien, quiero decir "supersticiosas", no "creyentes"), cuyas ideas estaban en manos de sacerdotes con relativamente pocos escrupulos, que no tenian reparos en afirmar que "dios" quería esto o lo otro, siempre ofreciendo resistencia a cualquier cambio, resultado de que el sacerdocio fuese una clase social en si misma, por encima de los trabajadores.

Y en todo momento, en paralelo -en realidad desde antes, los liberales de principios del XIX estaban mas en esta linea- a estas posiciones de ateismo militante, se defendia el laicismo, la secularizacion del estado. Es decir, que la religion sea un asunto del fuero interno, algo en lo que el estado no interviene, y que no puede intervenir en el estado mas alla del propio peso decisorio real de sus integrantes. La religion debe ser un asunto privado, nunca publico - no, no significa que no se pueda practicar en publico la creencia de cada uno, significa que es un asunto que no incumbe para nada al estado, y viceversa, que no debe influir para nada al estado, que, por ser para todos, debería ser neutro en estos temas.

Pero tambien, de un tiempo a esta parte, se ha venido dando otro efecto, el de convertir en asuntos de fe asuntos que son de la razon. Este efecto nace de una observacion directa, propia de mediados del siglo XX en adelante: al ser humano le resulta mas facil - o mas economico en el esfuerzo mental requerido - adoptar un conocimiento sencillo aunque no sea veraz o verificable que establecer el conocimiento profundo y basado. Por ejemplo, cuesta menos recordar de memoria aquello de "ama a dios sobre todas las cosas y al projimo como a ti mismo" que pararse a pensar, comprender e interiorizar, y sin meter a ningun dios en la ecuacion, que hay motivos racionales para intentar mantener una correccion etica en las decisiones y los actos propios y encajarlo con el sistema de creencias personal. Pues bien, este hecho ha llevado a que en determinadas epocas y desde distintos movimientos de corte politico, se haya intentado llevar lo politico, la ideología, al campo de la fe.

El famoso decalogo sobre la propaganda de Goebbles es un ejemplo paradigmático de este proceso. Establece que en lugar de explicar y educar a las masas, es mucho mas facil hacerlas "creer" en dogmas no demostrables, pero plausibles. Los campos en los que se trabaja de este modo son interminables. En realidad, todo aquello que pasa por los mass media acaba por convertirse en una cuestion de fe, de gusto, de "yo creo" y no de "yo se", de dogma y no de conocimiento contrastable. Hasta puntos insospechables.

La forma de detectar este tipo de manipulaciones es relativamente sencilla. Siempre adolecen del mismo problema: lo afirmado no se sostiene en hechos tangibles, demostrables. Se intenta convertir una idea plausible en una realidad probada sin pasar por la demostracion completa necesaria, o bien estableciendo razonamientos circulares, que acaban siendo autocontenidos (A demuestra B, que demuestra C, que demuestra A), o bien se cierra cualquier posibilidad de prueba real y contrastada de la informacion generada por la via de la incertidumbre, o bien por manejar conceptos no mesurables o solo con apariencia de serlo, como el gusto, la belleza, el alma, la bondad o el karma (por poner algunos ejemplos).

Podríamos hacer una lista interminable de temas con los que sucede esto, empezando por la moda -no hay razones objetivas para que tal estilo de ropa o tal otro se pongan de moda, en realidad, son 4 sacerdotes los que determinan esto, como los augures de la roma antigua-, siguiendo por la economia - de nuevo, son cuatro sacerdotes los que mirando su bola de cristal generan los grandes movimientos economicos, eso por no hablar del descomunal ejercicio de fe que es creer que el capitalismo tal y como esta planteado puede de algun modo resolver los problemas de la humanidad por la via del progreso, y sobre todo, como es posible que esto suceda dando siempre pasos en la direccion contraria- , pasando por el circo politico -en demasiadas ocasiones se vota por los mismo motivos por los que se va a misa, o a la sinagoga, o a la mezquita, por una cuestion familiar y no porque se haga un minimo analisis de la cuestion, y no solo eso, los politicos profesionales animan constantemente a esto con sus actitudes- , o hasta por un acto tan sencillo como comprar un bien cualquiera - la gente compra por una manipulacion clara como es la publicidad, que nos hace asociar un concepto a una marca sin pasar por la razon ese vinculo, y de nuevo, ese es el objetivo de la publicidad, que el comparador compre por "fe" y no por usar la razon objetivamente.

La conclusion general es clara y contundente: Usemos la razon para aquello para lo que sirve, y hagamos lo mismo con la fe. Y tengamos claro que, mas alla de toda duda, el criterio por el que debemos relacionarnos entre nosotros es la razon. Dejemos la creencia en el fuero interno, que es su lugar natural, y usemos la razon para todo lo demás.

Escrito por Cronos el jueves, 11 de marzo de 2010

Despues de un largo descanso, me decido a retomar este blog.
La verdad es que he estado dandole vueltas durante tiempo a que palabra incluir en la E. Candidatas había. España - daría para bastante, pero para hablar de naciones y nacionalismos me parece mucho mejor palabra esta. La hermosa aunque no evidente para muchos contraposicion entre Estadistica y Empatía, o el trato individualizado de cualquiera de estas dos - y estas si me las guardo para una posible segunda vuelta, son muy interesantes por girar alrededor de las formas en las que enfocamos la sociedad.
Finalmente, por hechos personales y que no vienen al caso, pero qu eme han hecho pensar sobre ciertos temas, me he decidido por la palabra Etnia, sobre todo por englobar de un plumazo el tratamiento de la inmensa mayoría de las discriminaciones sociales (a veces con reflejo en las legalidades de algunos paises, otras veces no) aun vigentes con mayor o menos fuerza en todo el mundo, quizá con la excepción de las discriminaciones basadas en el sexo (tanto el sexismo, la discriminacion basada en el sexo del individuo, como la homofobia, discriminacion basada en la opcion sexual del individuo). Y aun así, solo quizá, puesto que estas discriminaciones no dejan de ser el reflejo de cuestiones de corte etnico. Más adelante me explicaré con mayor profundidad.
Acudiendo, como es habitual, a la RAE:
etnia.
(Del gr. ἔθνος, pueblo).

1. f. Comunidad humana definida por afinidades raciales, lingüísticas, culturales, etc.

Iluminadora definicion. Lo primero que se observa es que, en contra de lo que la mayoría de la gente cree, y lo que se suele transmitir en los medios, la palabra "etnia" no hace referencia a la "raza" de alguien - su carga genetica-, sino que tambien incluye agrupaciones basadas en otros factores como la lengua o el compartir una cierta herencia cultural.
Por ampliar un poco mas el sentido de la palabra, incluyo la definicion que se puede encontrar en la wikipedia en castellano:
Una etnia (del griego έθνος ethnos, "pueblo" o "nación") es una población humana en la cual los miembros se identifican entre ellos, normalmente con base en una real o presunta genealogía y ascendencia común, o en otros lazos históricos. Las etnias están también normalmente unidas por unas prácticas culturales, de comportamiento, lingüística, o religiosas comunes.
Dichas comunidades comúnmente reclaman para sí una estructura social, política y un territorio.

De esta definicion me agrada que se incluya explicitamente la religion y la genealogía como factores, a pesar de que en la definicion de la RAE están incluidos (los lazos religiosos o de "ascendencia" en realidad son lazos culturales). Por otro lado, no me agrada la ultima frase, a pesar de incluir un "comunmente", hay excepciones muy evidentes de etnias que no están ligadas o que no reclaman necesariamente para si una estructura politica o un territorio, ni siquiera una estructura social - la etnia gitana (en sus diversas vertientes) o la judía (no confundamos sionismo con judaismo, por favor, el sionismo es la corriente de la etnia judia que reclamaba -y reclama- la "tierra prometida" para crear un estado judio, cosa que muchos judios ni defendian antes de la existencia de dicho estado, ni defienden ahora que si existe) son etnias segun la definicion pero no incluyen esa asociacion necesaria a un territorio o a una estructura politica.
¿Porque etnia? Primero, por ser un claro ejemplo de como el uso de una palabra deforma su sentido hasta hacer que en el imaginario colectivo pierda por completo su significado. Este es un claro ejemplo de "eufemistizacion". La palabra etnia en demasiadas ocasiones se malutiliza para hablar de minorias raciales. Por ejemplo, en los medios españoles solo se habla de "etnia" para hablar de minorias raciales - sobre todo de los gitanos. Nunca para hablar de otras minorias de corte etnico que existen en la peninsula (los hablantes de galego, catalá, euskera, asturianu, etc etc). En realidad, lo que han hecho los periodistas en muchos casos es sustituir "raza" por "etnia" cuando cierta necesidad de correccion política aconsejó incluir en los manuales de estilo que el uso de la palabra "raza" podría ser identificado con algun tipo de racismo (logico por otro lado). Claro, al sustituir una palabra por la otra sin pararse a observar el cambio de significado que conlleva, no solo no se consigue eliminar el racismo implicito que se pretende ocultar, sino que además, se le da una carga a la palabra que originalmente no tenía. Evidentemente, uno se pone en la piel de un gitano y si cada vez que se habla de una persona de origen etnico gitano se dice "de etnia gitana", pero cuando se habla de cualquier otro origen etnico (español, judio, arabe, norteamericano...) no se emplea la dichosa palabrita, sino otro giro ("de origen..." o "de nacionalidad...") pues no es dificil acabar asociando de nuevo el uso de "etnia" con el que antes se hacia de "raza". Sobre todo cuando en el lugar o en el estado (habitual tambien el uso indistinto de estado y nacion) del que se habla coinciden varios origenes etnicos - cosa bastante habitual por otro lado.
Otra manipulacion de la palabra es el no usarla cuando es la mas correcta para definir algo - una etnia. Lo habitual, tanto en el lenguaje coloquial como en el mediatico es que se use el concepto nacional en lugar del etnico. La gran diferencia entre ambos conceptos es que el concepto nacional requiere de adscripcion, y suele considerarse exclusivo - uno no puede ser "miembro" de dos naciones-, mientras que el concepto etnico no es elegido (uno no tiene que considerarse parte de la etnia, simplemente, si cumple con unos rasgos, es, sin embargo la pertenencia a la nacion es -o debería ser- escogida al menos en parte). Por no decir que uno puede ser ciudadano, por ejemplo, alemán, y ser de etnia judia, turca, germana, magiar, etc etc...
Profundicemos un poco más en este lio de etnias, nacionalidades, razas, lenguas... ¿Por que incido en el uso del concepto etnico en lugar del concepto nacional o el racial? De entrada, por resolver -o más bien facilitar el llegar a una idea realista de qué sucede y qué no sucede alrededor de- conflictos falsos que perduran a nivel social pero que no tienen un sustento racional por haber sido demolidas sus bases desde la observación científica. Ejemplos claros: los conflictos nacionales y las discriminaciones etnicas de todo tipo.

¿Por que creo que el concepto etnico nos puede ayudar y mucho a resolver o a comprender cuestiones relacionadas con el tema nacional? Además de la obvia relacion entre un concepto y otro, puesto que ambos coinciden en tratar -aunque de distinto modo y con distinto objetivo- el origen cultural y genético ("racial", si extraemos de la palabra las connotaciones poco afortunadas que por motivos históricos contiene) de las personas, las diferencias entre un enfoque y el otro son evidentes. Mientras el enfoque nacional trata a los individuos como parte integrante de una entidad "mayor" -la nacion-, el enfoque etnico es justamente el inverso. Los grupos etnicos son consecuencia de los rasgos etnicos de las personas - y nunca al revés. Puede parecer una simple cuestión semántica, pero para nada lo es. La diferencia importante está -y es habitual- en qué es causa y qué es efecto. En el enfoque nacional, la nacion de pertenencia del individuo determina sus rasgos etnicos, y, por lo tanto, posees determinado rasgo etnico (repito, idioma, religion, costumbres, rasgos raciales, etc) a causa de tu origen nacional. Sin embargo, esta relacion causa-efecto se invierte si acudimos al enfoque etnico. Son tus rasgos etnicos los que determinan de que grupos etnicos uno forma parte, y esos rasgos etnicos vienen originados por diversos factores, que, en muchos casos -la mayoría- estarán fuertemente influidos por el ambiente en el que el individuo se educa, y que, si uno crece en el lugar que nace estarán tambien fuertemente relacionados con este último. Esta inversion en la relacion causa efecto, además de ser mucho más respetuosa con la individualidad de cada uno, es mucho más próxima a cualquier observacion racional de la realidad, y, por supuesto, a las conclusiones que sociologos, antropologos, psicologos e incluso historiadores han podido extraer de una observacion cientifica y metodológica del ser humano y su evolución a lo largo del tiempo.

¿En que modo este cambio de enfoque es util a la hora de analizar los conflictos nacionales? Al eliminar del enfoque la falsa idea de que algun modo la nacionalidad del individuo forja o determina determinados rasgos de su caracter, deja de tener sentido la exclusividad del concepto nacional: el que escribe es etnicamente coruñés, gallego, español, latino, y europeo, puesto que posee claros rasgos de todos estos grupos etnicos - y seguro que de otros que no se me han ocurrido, y, como mi caso personal, pues todos y cada uno de los seres humanos poseen rasgos de grupos etnicos diversos. De nuevo, la globalizacion cultural ha acentuado este hecho, facilmente observable de todos modos. Sin embargo, cuando hablo con personas que mantienen el enfoque nacionalista, suelen pretender asignarme tal o cual nacionalidad, y, por supuesto, asumen que si me incluyo en una nacion, no puedo incluirme en otra. Y con la desaparicion de esa exclusividad, tambien desaparece el conflicto nacional. Si no tengo que elegir entre ser gallego o ser español (por ejemplo), dado que etnicamente pertenecería a ambos grupos, cualquier idea de conflicto entre unos y otros rasgos deja de tener sentido. Si enfocase la realidad pensando que "la nacion española oprime a la gallega" o que "la nacion gallega quiere dividir y destruir a la española" (y ambas afirmaciones están en la mente de muchos, solo hay que leer la prensa para darse cuenta), en realidad estaría manteniendo un conflicto entre dos partes de mi igualmente importantes - los rasgos etnicos que de un grupo y otro tengo, y que forman parte de mi- , y que son consecuencia de mi experiencia vital. En realidad estaría planteando una batalla contra mí mismo. Mal negocio, sin duda, además de ser absurdo. Ni odio "lo español", pues odiaría una parte importante de mi herencia cultural, ni odio "lo gallego" por el mismo motivo.

Tambien dije que el enfoque etnico es muy util a la hora de enfocar y combatir discriminaciones de corte social evidentes. Antes de nada, sería bueno que definiesemos lo que es la discriminacion, hay quien no entiende demasiado bien lo que esta palabra significa, y es importante. Discriminar es atribuir a alguien una condicion o una conducta en base a un rasgo que no está relacionado de forma directa con dicha condicion. Creer que alguien del que sabes con cierto grado de certeza que ha robado es un ladron, o temer que te robe, no es discriminar, solo es constatar un hecho, y es totalmente lícito. Hacerlo en base a cualquier otro motivo -nacionalidad, origen etnico, creencia religiosa, etc etc- constituye una clara discriminacion. Y esto incluye casos en los que existe una cierta tendencia entre un grupo de poblacion, pero esa tendencia no es asignable a todos sus miembros, y cuando hablamos de seres humanos, pues parece obvio que en casi todos los casos va a ser asi.

Poniendo un ejemplo: Las personas de origen cultural y religioso musulmán, tienen tendencia -por motivos religiosos y culturales bastante evidentes- a tener lineas de pensamiento sexista. Lo mismo se puede afirmar de las personas de origen etnico-religioso catolico. Afirmar esto de esta manera no constituye una discriminacion, solo es exponer de un hecho mesurable y constatable. La discriminacion sucede cuando al conocer a alguien de religion o cultura islamica (o catolica) creemos que esa persona es sexista. En realidad la discriminacion es un proceso en el que se confunde la parte y el todo. Confundir que exista una parte mas o menos importante del grupo en cuestion que posee un determinado rasgo con que todos los miembros de ese grupo lo posean, en muchos casos incluso sabiendo positivamente que no es así. De este modo, decir que "musulman" significa "sexista", que "catalan" significa "tacaño", o que "rumano" significa "criminal peligroso" (por poner ejemplos proximos) son actos claramente discriminatorios: Asignan a alguien un defecto (o virtud) en base a un rasgo que no está relacionado de manera directa con el defecto o virtud asignados. Ah, y no es cuestion de decirlo o no, en realidad la discriminacion está en actuar como si fuese un hecho. Esto último lo digo por lo habitual del fenomeno del "yonoperismo", que consiste en decir "yo no soy X-ista o X-fobo pero los X son Y...". Sustituyase X por cualquier colectivo humano, e Y por cualquier virtud o defecto. Un claro ejemplo de contradiccion en los terminos. Es como decir "yo no soy material, pero tengo masa". No, mira, ser material implica tener masa, y tener masa implica ser material. Y del mismo modo, creer que un colectivo etnico implica necesariamente determinado defecto o virtud implica discriminacion.

Volviendo a lo fundamental de la cuestion, ¿de que modo el enfoque etnico -en el que cada persona tiene rasgos etnicos provenientes de su relacion con su entorno a lo largo de su vida- nos evita ese tipo de discriminaciones? Lo primero, porque varia mucho la manera de ver el "yo" y a "los demás". Si se asume que uno posee una herencia genetica y cultural determinada, que está relacionada por cuestiones prácticas, y siempre a traves de la interaccion con otras personas, con el lugar -o lugares- en el que uno crece y se desarrolla como persona, aunque no está completamente determinada por ella, o sea, si se separa la cultura del lugar geográfico (tal y como sucede en la realidad), y se asume que eso sucede exactamente igual en todos los demás, se hace mucho más sencillo aceptar que el otro tenga costumbres distintas a las propias. Desaparece ese argumento manido -y un poco ridículo, todo sea dicho- del que "aqui se hacen las cosas de este modo, y quien quiera venir aqui debe adaptarse", y se sustituye por un "yo hago las cosas de este modo, y mientras no moleste ni imponga nada a nadie, nadie debe inmiscurise en ello", y por lo tanto, tambien, esta posicion se hace extensiva al otro, es decir, "No me importa lo que el haga mientras no moleste a nadie con ello". Dicho de otro modo, al eliminar el convencimiento de que la herencia propia es "la correcta" y sustituirlo por el hecho de que es la propia, y que uno debe tener todo el derecho de vivir segun esa herencia -siempre poniendo el limite de la imposicion a terceros, y siempre que sea por voluntad y/o convencimiento propios, claro- y hacer ese derecho extensivo a "los demás", todo pensamiento discriminatorio en base al origen etnico queda diluido hasta desaparecer. Y -volviendo al ejemplo- si uno conoce a un musulman sexista, se dará cuenta de que es musulmán, y además es sexista, y no -como muchos habitualmente piensan, o actuan como si lo pensasen, lo cual es suficiente- que es sexista porque es musulman.

Hay otro tipo de discriminaciones que tambien se ven reducidas al absurdo a traves de este enfoque. Las indirectamente relacionadas con la etnia, las de origen cultural. En este caso, el caso práctico más llamativo en el mundo de hoy serían las discriminaciones en base al sexo (sexismo) o la sexualidad (homofobia). ¿Como ayuda el enfoque etnico en estos casos? Pues cuando se es consciente de que el desprecio o la asignacion de determiandos roles sociales o atributos (positivos o negativos) a las personas en base a su sexualidad o a su sexo tiene un origen etnico, y por lo tanto no absoluto, sino que es algo que se hereda del entorno y que no es visto del mismo modo por el resto de la humanidad, de nuevo, se hace mucho mas sencillo aceptar que lo que uno puede percibir como aberrante es solo una simple diferencia de costumbres, y actuar en consecuencia. Ni la homosexualidad ha estado mal vista en todas y cada una de las sociedades humanas - aunque ha existido en todas, ni los repartos de roles entre hombres y mujeres ha sido igual en todas las sociedades humanas - a pesar de que los rasgos o tendencias geneticos de hombres y mujeres son los mismos en toda la humanidad. Esto es una evidencia clara, no tengo ni que poner ejemplos. Es facil concluir que la herencia -o las herencias- de uno en este campo no tiene por que ser correcta, ni mucho menos, y de nuevo, es sencillo darse cuenta de que no se debe pontificar sobre algo así basándose en la herencia etnica de uno. Además, esto pone de relieve un hecho innegable: La herencia etnica enfocada como un conjunto de rasgos etnicos nunca puede ser justificacion para discriminaciones o actos antiéticos de ningun tipo. Ese no es el campo de lo étnico, sino de lo ético, e incide en algo ya expuesto en artículos anteriores de este blog: nunca la moral (que tiene un origen claramente étnico) ha de imponerse al pensamiento ético.

Escrito por Cronos el martes, 25 de noviembre de 2008

Dinero. Poderoso caballero, decía hace ya varios cientos de años un tal Quevedo… y si lo que decía ya era entonces acertado, hoy lo es pero elevado a la enésima potencia. En esta sociedad mercantilizada, todo vale dinero. Lo cual induce a pensar que aunque las cosas han cambiado mucho desde entonces, en realidad nada ha cambiado (todo se cambia, no cambia nada).

En estos momentos en los que los anuncios de crisis –económica, y por lo tanto de los dineros- nos bombardean cada día, creemos que es muy interesante pararnos a hablar un poco de algo tan metido en nuestro día a día, y que de forma tan evidente impacta en nuestra calidad de vida. Creemos que quizá, si nos paramos a entender lo que el dinero es y lo que el dinero representa, el enfoque de ciertos problemas, y por lo tanto de sus posibles soluciones, cambie el modo de pensar ante esta crisis que se avecina, o más bien en la que ya estamos inmersos. De hecho, nuestra teoría es que esta “crisis” en realidad comenzó hace mucho, y sólo se muestra ahora, cuando sus efectos no se pueden disimular más. Esta crisis es sistemática, es consecuencia de cómo se hacen las cosas (iba a emplear un “hacemos”, pero, sinceramente, aunque sufriré las consecuencias de lo que se ha hecho, no me siento en absoluto responsable de ello, al no tener ninguna capacidad real de actuación sobre el origen real del problema). De hecho, estas crisis fueron anunciadas hace una buena pila de años por un tal Karl Marx. Para más referencias, aconsejo echar un vistacillo a “El Capital”, o a cualquier cosa mínimamente masticada (y mínimamente neutral, no valen encíclicas papales ni textos de corte social-reaccionario de esos que gustan tanto a fascistas y fascistoides) sobre las teorías marxistas. Hasta los más acérrimos liberales silban y miran para otro lado sin saber muy bien qué decir cuando se les remite a Don Carlos. Muchos creyeron que el marxismo murió con la URSS. Pero claro, esos muchos no dejaban de ser advenedizos subidos al carro del vencedor que no conocían el fondo de las teorías que pretendían refutar, y muchos de ellos se basaban en argumentos absurdos. De hecho, el marxismo anunciaba la caída de cualquier sistema socialista o comunista que no estuviese instaurado a nivel mundial… lo cual parece que ha sucedido. Irónico, cuando menos.

Estamos empezando la casa por el tejado. Hablábamos de dinero. Sobre todo, lo que más nos interesa en este artículo es preguntarnos ¿Qué es el dinero?

Si acudimos a la RAE (reitero un argumento: los académicos son lingüistas, y no se les puede culpar de lo que su diccionario recoge, que no es más que lo que ellos recogen de la calle), y nos vamos la definición más próxima a la que buscamos, nos dice que es “Medio de cambio de curso legal”. El resto de definiciones son más lingüísticas y no resultan interesantes para el tema a tratar. Nos dicen significados históricos, de uso o de origen de la palabra, pero no entran en el fondo del asunto: Qué es.

Bien, supongamos que tenemos un euro. Un cilindro metálico, mucho más ancho que alto, con una serie de inscripciones en su superficie. Si pensamos en su utilidad inmediata, podría servirnos para calzar una mesa, o para lanzárselo con una mano o con una honda a alguien. Desgastándolo de una forma correcta contra otra superficie suficientemente dura podría ser una magnífica herramienta para cortar algo, o una punta de flecha. E incluso alguien con suficientes conocimientos de física o química podría sacarle algo más de partido en la situación apropiada. Seguro que pensando un poco le encontramos más utilidades directas, pero no viene al caso. Lo que es evidente es que ese trozo de metal no se come, que si lo pones en el suelo no crece una planta, y que no puede saciar la sed por si mismo. Ese trozo de metal no es capaz de satisfacer ninguna de nuestras necesidades básicas. Ni podemos comerlo, ni podemos respirarlo, ni podemos vivir en el, ni nos realiza como personas, ni nos hace sentir queridos o respetados por los demás. Es sólo un estúpido trozo de metal. Resulta evidente que el valor de la moneda no es intrínseco, no se basa en lo que ese trozo de metal pueda aportar a nuestras vidas. Ahí entra la definición de la RAE: “Medio de cambio de curso legal”. El dinero viene a ser una herramienta para intercambiar bienes. Cambiamos bienes por dinero, y viceversa, dinero por bienes. Por lo tanto podemos asumir que el dinero es algo abstracto que nos sirve para poder intercambiar lo que queremos por lo que tenemos.
Pero eso sigue sin responder a la pregunta que queríamos responder. Qué es el dinero. Qué representa. Parece evidente que si podemos cambiarlo por bienes, el dinero debe representar algo concreto, no algo abstracto. Ese “valor” del dinero tiene que estar directamente relacionado con algo real, o no serviría para aquello para lo que lo utilizamos. Si no hubiese una relación entre el dinero y algo concreto no tendría ningún sentido que pudiésemos cambiarlo por cosas reales. Para acercarnos un poco más a la respuesta, deberemos continuar haciéndonos preguntas. La más evidente, creo estaría vinculada al termino “bienes”. Es decir, ¿A que le llamamos bienes? O lo que es lo mismo, ¿Qué podemos obtener a cambio de dinero? En principio, parece sencillo decir que a cambio de dinero podemos conseguir cualquier posesión material que cubra alguna necesidad (consideramos que el ocio también es una necesidad humana, aunque menos perentoria que otras como la alimentación o un lugar en el que dormir). Igualmente, deberemos hacer el ejercicio inverso: ¿Cómo conseguimos dinero? Produciendo bienes que otros necesitan. Podría parecer que el dinero, entonces, son bienes materiales. Pero no, aun no es suficiente.
Pongamos un ejemplo. Imaginemos una veta de metal en el subsuelo. ¿Qué valor tiene dicho metal? ¿Tiene algún valor en si mismo? Si nos diésemos por satisfechos con la ultima aproximación a lo que el dinero es, podríamos decir que si, y sin embargo, afirmaremos lo contrario. El metal en la veta, de entrada, no tiene ningún valor, o tiene un valor prácticamente nulo, dado que no puede conseguir cubrir ninguna necesidad de nadie al estar todavía oculto bajo tierra. Sin embargo, todos utilizamos muchos objetos de metal en nuestras vidas. ¿Cuál es la diferencia entre el objeto de metal y el metal en la veta? Pues que el objeto de metal ha sido trabajado para que sirva para realizar una función determinada, mientras que el metal de la veta es tan solo un trozo de metal enterrado a varios metros de profundidad, y sin utilidad alguna para nadie. Lo que convierte un trozo de metal enterrado en un objeto con valor es el trabajo humano. Alguien tendrá que cavar hasta llegar al metal para extraerlo de donde está, y después tendrá que trabajarlo para que llegue a ser un objeto útil, que si tendrá sentido comerciar por dinero. Por lo tanto, afirmamos que el dinero es fuerza de trabajo. Esta definición es consistente, y es aplicable a toda transacción económica. Siempre lo que se intercambia por dinero es fuerza de trabajo, y viceversa.
Somos conscientes de que aquí estamos realizando una cierta simplificación, puesto que alguien podría decirnos que un terreno con metal enterrado tendrá más valor que un terreno similar sin ese metal ahí, pero igualmente la conclusión que hemos sacado es válida. Lo que hace que el terreno con el mineral tenga más valor que el terreno sin él es la posibilidad de que alguien utilice su fuerza de trabajo para convertir dicho mineral en algo útil, que podrá ser vendido. El metal tiene un valor potencial, que solo será convertido en valor real a través de la fuerza de trabajo de un ser humano.
También nos pueden decir que dos terrenos con mineral tendrán valor distinto según la valía de dicho mineral, e igualmente tenemos respuesta a tal argumento. El terreno con el mineral más valioso tendrá más valor porque el rendimiento de la fuerza de trabajo empleada para extraerlo y trabajarlo será mucho mayor que con el menos valioso. Se obtendrá más valor con menos fuerza de trabajo, pero igualmente lo que dará valor real al terreno será la fuerza de trabajo. Si compramos el terreno y no extraemos el mineral para trabajarlo, estaremos tirando el dinero. Sin embargo, si trabajamos el terreno y extraemos el mineral, si obtendremos un rendimiento económico. De nuevo, es la fuerza de trabajo lo que da valor a las cosas. Es el único elemento imprescindible para entender lo que representa el dinero. Sin fuerza de trabajo no hay rendimiento económico en ningún caso.
Bien, una vez sentado lo que creemos que es el dinero, hay una serie de conclusiones inmediatas fácilmente deducibles de ello. Una persona rica es propietaria de mucha fuerza de trabajo. Cuando un empresario retira beneficios de su empresa está recibiendo fuerza de trabajo que en realidad ha sido producida por sus trabajadores (por lo tanto se apropia de algo que en justicia no le pertenece). Cuando nos cobran impuestos, retienen una parte de nuestra fuerza de trabajo para emplearla en bienes públicos o colectivos (o al menos en teoría es así, la práctica resulta bastante más desoladora, por desgracia). Desde luego, estirar las conclusiones daría para tanto como lo que ya va escrito, y se saldría un poco de nuestro objetivo: Dar un significado mucho más racional a la palabra dinero.

Por lo demás, decíamos al principio que esta definición del dinero nos haría más fácil de entender esta crisis. Pues bien, lo que está sucediendo es que los ricos –aquellos que son poseedores de cantidades ingentes de fuerza de trabajo- se han quedado sin formas de invertir esa fuerza de trabajo de la que se han apropiado en actividades a través de las cuales puedan seguir haciéndolas aumentar de valor. El capitalismo “funciona” (no estoy diciendo que sea justo en algún caso, digo que permite a la inmensa maquinaria social seguir funcionando) mientras los burgueses pueden reinvertir en nuevas actividades que sean rentables para ellos. Cuando no hay nuevos nichos de inversión, lo que sucede es que, para seguir aumentando sus riquezas, los que ya son ricos aprietan el cinturón para conseguir más por menos. Pero siguen acumulando capital (fuerza de trabajo) que, sin posibilidad de reinversión no vuelve a circular, no llega al trabajador/consumidor, y este deja de comprar. Cuando esto sucede, el burgués reduce sus beneficios, y para subsanarlo vuelve a apretar el cinturón de la clase trabajadora, pretendiendo que produzca más por menos, sin ser consciente de que estas medidas lo único que producen es que la clase trabajadora tenga cada vez menos poder adquisitivo, menos capacidad a acceder a los bienes que el burgués explota. La recesión llega cuando los burgueses comienzan a cerrar sus negocios por no ser rentables, dejando a mas miembros de la clase trabajadora (y consumidora) sin una fuente de ingresos, y reduciendo por tanto la capacidad para comprar. En realidad, las empresas que sobreviven en una situación de crisis son las que más y/o mejor explotan el esfuerzo de sus trabajadores. El problema es que quizá si sobrevivan las “mejores” (en términos capitalistas, repito, las que mejor explotan) empresas, pero dado que la clase que trabaja y consume no tiene garantizados sus ingresos, el total de la economía decrece y más empresas cierran.

Es la falacia de la productividad. Siempre se les olvida decir que la economía mejora al aumentar la productividad si hay nuevos nichos en los que invertir. Si no existen dichos nichos, aumentar la productividad solo puede desembocar en recesión, puesto que la clase trabajadora y consumidora recibe menos por producir lo mismo, y por lo tanto puede comprar menos. Incluso se puede afirmar que ese aumento de la productividad empresa a empresa (entre las que sobreviven) acaba por redundar en una disminución de la productividad en global, a causa de las que mueren y dejan a sus trabajadores en paro, y por lo tanto sin producir.

Es una conclusión muy sencilla: Si el dinero es fuerza de trabajo, cada despido reduce la economía, empobrece el global. Y esto ya es bastante atroz incluso sin tener en cuenta los dramas humanos. Y todo esto porque todo se hace en función del beneficio del amo. Perdón, del burgués.
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Escrito por Cronos el lunes, 27 de octubre de 2008

Hoy queremos hablar sobre la culpa. No hemos elegido esta palabra por lo manipulado que se ha vuelto su uso, si no más bien por lo inadvertido.

Si hay algo que creemos que puede caracterizar nuestra sociedad, más allá de la mercantilización de todo y de la cultura de la apariencia, es la gestión de la culpa. No nos referimos a la culpa como causa u origen de algún mal, sino a la culpa como sentimiento. Al hecho de sentirnos culpables por algo, al sentimiento de desazón que nos produce creer que hemos actuado de forma errónea, injusta, o distinta a la que hubiéramos deseado.

Ese sentimiento de culpa tiene, por supuesto, su parte positiva, del mismo modo que otros sentimientos o sensaciones negativas lo tienen, como el miedo o el dolor. Sentirnos mal por haber actuado de una forma que consideramos no correcta hará que la siguiente vez que nos veamos en una situación similar tengamos más capacidad para no cometer el mismo error, aunque, por supuesto, no garantiza nada. En ese sentido, la culpa puede ayudarnos a actuar de forma más correcta y es, por lo tanto, un sentimiento útil hasta cierto punto.

Aún teniendo esto en cuenta, ante la consciencia de haber cometido un error, creemos preferible recurrir a otro concepto también muy manido, y a veces manoseado, que no deja de ser la consecuencia en el campo de lo racional del sentimiento de culpa: el de responsabilidad.

La responsabilidad tiene mucho más de racional que de emocional, y consiste en, ante un error, realizarse dos preguntas muy sencillas: ¿Qué grado de responsabilidad me corresponde realmente sobre el error? y ¿Qué puedo hacer para subsanar, atenuar o compensar las consecuencias de mi error? La gran ventaja de la actitud de responsabilidad frente al sentimiento de culpa es, precisamente, su base racional. Cuando uno actúa de forma responsable, analiza los propios actos, deduce las consecuencias de los mismos, y determina en que grado puede actuar para minimizar los daños producidos por el error. Este proceso, sin embargo, no está necesariamente incluido en el concepto de la culpa, lo cual es lógico, puesto que se trata de un sentimiento, y como tal, su origen no tiene por qué estar justificado. Nos podemos sentir culpables de hechos de los que no somos responsables, y tambien podemos ser responsables de hechos por los que no nos sentimos culpables.

Por supuesto, somos conscientes de que el sentimiento no se elige, y que por lo tanto la culpa no es algo que se pueda controlar con facilidad, pero resulta mucho más fácil de asumir ese sentimiento cuando se tiene el contrapeso de saber en qué extremo se actuó erróneamente, cuales son las consecuencias del error, y, sobre todo, que se ha actuado o se tiene la intención de actuar para intentar compensarlo o subsanarlo. En ese sentido, la culpa, acompañada de responsabilidad, pierde parte de su connotación negativa, y se convierte en algo más fácil de asumir, más llevadero, y, ante todo, menos manipulable.

Por lo tanto cabe concluir que la responsabilidad es una actitud correcta en todo caso, mientras que la culpa no sirve de nada si no va acompañada de un análisis basado en la responsabilidad.

El motivo de toda esta disertación sobre dos conceptos en principio sencillos es señalar una (otra) de las mayores manipulaciones que, a través de los medios masivos de información se llevan a cabo día a día, provocando una erosión a nivel social que acaba por permitir que los verdaderos responsables de algunos problemas no sean vistos como tales, trasladándose la responsabilidad, a través de esa manipulación de la culpa, a quien poca o ninguna responsabilidad tiene sobre el problema. Dicho con otras palabras, nos hacen sentir culpables de males de los que no somos responsables para que no señalemos y exijamos a los verdaderos responsables (y por ende culpables) del problema.

Ejemplos claros de este tipo de procesos son:

- El medio ambiente: Uno es culpable del deterioro del medio ambiente si se deja encendida una bombilla… pero nadie habla de los ingentes beneficios que obtienen las eléctricas (que son destinados a los bolsillos de sus accionistas y no a mejorar las instalaciones para reducir el deterioro del medio ambiente), o de la cantidad de energía necesaria, por ejemplo, para el funcionamiento de una sola fábrica de aluminio cada día. Son las bombillas para varios cientos de vidas.
- La gestión del agua: Hay que cerrar el grifo mientras uno se lava los dientes, pero no se dice cuanta agua se utiliza en un solo campo de golf o en una sola explotación industrial. Son los grifos de varias vidas.
- El hambre y la miseria: La riqueza de los occidentales se apoya en la pobreza del resto del mundo. Lo que no se dice es que la inmensa mayoría de los occidentales también somos "casi pobres", y que son solo unos pocos los que realmente se aprovechan de la pobreza extrema y generan los desequilibrios económicos que desembocan en el hambre y la miseria, tanto en el "primer mundo" como en el tercero. ¿Cómo se puede decir que es "rico" alguien que debe el 90% de su propia casa a un banco y que no tiene ninguna seguridad sobre si seguirá teniendo un puesto de trabajo o una fuente de ingresos el próximo mes?
- La productividad: España es un país "poco competitivo". Y para paliar esto se señala siempre al sueldo y los derechos de los trabajadores (vamos, nos llaman vagos). De lo que no se habla nunca es de las enormes cifras de beneficios que los grandes empresarios se embolsan cada año, y que cada año crecen. Y si, disminuir la cuota de beneficio también incrementa la competitividad.

En fin, seguro que hay muchos mas ejemplos… la cuestión es que la gestión malintencionada y manipuladora de la culpa ha servido para que, escondidos en nuestro propio sentimiento, dejemos de señalar a los responsables de estos problemas.

No, nadie es responsable de aquello sobre lo que no tiene capacidad de decisión, ni sobre lo que no obtiene beneficio alguno. No somos responsables del deterioro del medio ambiente, ni de la escasez de agua, ni del hambre, porque no podemos tomar ninguna decisión que realmente signifique algo para acabar con estos problemas, ni obtenemos ningún beneficio palpable de cómo se hacen las cosas, puesto que quien se beneficia en cualquier caso es el gran empresario, y aunque obtengamos un mínimo beneficio –presuntamente a través de bajos precios, lo cual es nuevamente falso, puesto que cada abaratamiento de costes se convierte en un incremento de ganancia del empresario y no en una bajada de precio o un aumento de calidad en los bienes adquiridos-, este beneficio se diluye en la enorme ganancia de los propietarios de las empresas.

Dejamos claro, para acabar, que en el tratamiento que estamos haciendo de estos grandes problemas no estamos excluyendo la responsabilidad individual de todos y cada uno, y por lo tanto, en ningún momento defenderemos que vigilar el consumo energético sea un acto irracional. No, no pretendemos decir que despilfarres energía. Estamos diciendo que si hubiese que decidir entre apagar una bombilla o gritarle al burgués que deje de destruir el medio ambiente, o al político que ponga los medios para que así sea, es mucho más eficiente, como acción responsable (y por tanto basada en la razón) la segunda o la tercera opción que la primera. Dado que en realidad vigilar el consumo energético es perfectamente compatible con protestar por el mal uso que se hace de la energía y por los procedimientos altamente contaminantes que se emplean para obtenerla, la solución es bien sencilla. Vigilemos nuestro consumo, pero sin olvidar nunca que nuestro esfuerzo de poco sirve si "los poderosos" no hacen un esfuerzo similar.

Esta actitud de responsabilidad es la que defendemos, frente al señalamiento de culpables que se usa habitualmente en campañas y noticias (medios mediante).

Por lo tanto, reiteramos… Ni culpables ni inocentes, solo responsables.

Y con la c podría haber sido… Crisis. Un bonito eufemismo para decir que nos van a joder bien. O a intentarlo. Agárrense, vienen curvas.
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Escrito por Cronos el viernes, 7 de diciembre de 2007

Sí. Bien como contraposición a "mal". En realidad nos gustaría hablar de ambas palabras a la vez, y obviamente en su sentido, como sustantivo, más conceptual e inmaterial.




Vamos, que no nos referimos a "bien" como sinónimo de posesión material, sino al concepto abstracto de bien.



Ésta es una de esas palabras que, de manoseada que está, acaba por perder todo sentido. Y más cuando se habla del "bien", o del mal, como un valor absoluto. De hecho, si la hemos escogido ha sido por lo sumamente irónico que es su uso.



Nos intentan hacer creer que se puede definir el bien. Que se podía asociar el "bien" a determinadas conductas, y el "mal", por lo tanto, a las contrarias. Quien roba, actúa "mal". Quien usa la violencia actúa "mal". Quien no lo hace actúa "bien". De algún modo, a través de la moral (Según la RAE: Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia.), se pretende delimitar que conductas humanas son "bondadosas", y cuales son "maliciosas". De algún modo se transmite que el bien y el mal son absolutos y definibles a través de reglas morales que determinan qué conductas pertenecen al ámbito del "bien", y cuáles al del "mal".



Y uno, desde la racionalidad, no puede hacer más que negar tal posibilidad. La realidad es demasiado compleja como para poder determinar el "bien" o el "mal" desde una perspectiva absoluta y basada en reglas sencillas.



Un ejemplo: La puntualidad es, según la moral, "buena", y, por lo tanto, la impuntualidad es "mala". ¿Qué sucede si llegas tarde a una cita por pararte a ayudar a alguien que lo necesitaba? ¿Es tu comportamiento "bueno" o "malo"? Imposible de responder sin conocer el caso concreto, el perjuicio causado a quien te espera, y el beneficio obtenido por quien recibe tu ayuda. Y por lo tanto, inútil el esfuerzo de basar en reglas preestablecidas la bondad o maldad de las conductas.



En ese sentido la asociación de conductas al "bien" o al "mal", a la incorrección e incorrección del acto jamás puede ser realizada de manera apriorística, ni mucho menos genérica.




Matar es "malo", pero acabar con la vida de una persona al evitar que esta misma persona acabe con otra vida ¿es malo? La circunstancia es siempre demasiado compleja, y mucho más determiante a la hora de inclinar la balanza hacia la bondad o maldad de un acto que cualquier planteamiento previo.



Lo más curioso del asunto, y el motivo fundamental por el que escogimos esta palabra, es que sí creemos que existe un concepto universal de "bien" y "mal", que está implícito ya no solo en la misma estructura de nuestro pensamiento, sino tambien en la fisiología de todo ser vivo, y por lo tanto, dotado de la capacidad de percibir su entorno y adaptarse a él. Todo ser vivo, para poder valorar su entorno y beneficiarse de él, o evitar condiciones negativas para su supervivencia necesita de los conceptos de "bien" y "mal", y esos conceptos están inmersos en su (nuestro) funcionamiento más básico. Cada ser vivo necesita conocer qué condiciones de su entorno se corresponden con "algo que le beneficia" y qué condiciones se corresponden con "algo que le perjudica". Sin esos conceptos, simplemente, la reacción ante los estímulos externos no sería posible, y por supuesto, tampoco sería posible uno de los procesos más propios de la vida: El aprendizaje, que no es más que la habilidad para adaptarse correctamente a los estímulos externos al individuo.



Ni que decir tiene que esta definición de "bien" no sirve para establecer reglas morales. Aunque sí sirve para aportar un cierto principio ético. Creemos que una acción es más correcta a nivel ético cuanto mas beneficio genera, y más incorrecta cuanto más perjuicio genera.



Por supuesto, esta definición de bien y mal niega la posibilidad de la simplificación de las reglas morales, lo cual puede ser apreciado como una forma de relativizar todo juicio. Nada más lejos de la realidad. Este planteamiento sí es absoluto, o se aproxima a serlo, puesto que habria que disertar, y mucho, sobre el concepto de beneficio y perjuicio. Son las distintas morales las que obligan a la relativización al estar basada en criterios cuando menos arbitrarios (tradicion, religion). El único criterio que podríamos considerar válido para establecer reglas morales es la razón, y es la propia razón la que, creemos, desaconseja juzgar una conducta "per se", sin detenerse a analizar las motivaciones y las consecuencias de la conducta en cada caso.



Frente a las posiciones moralistas, proponemos cuestionamientos éticos. Frente al "bien" y el "mal" preestablecidos mediante un conjunto de reglas, proponemos que se mida el beneficio/perjuicio generados por cada acción al detalle, deteniéndonos en lo sucedido y no en prejuicios sobre lo sucedido.



Creemos que la generación de reglas absolutas sobre conceptos netamente relativos o subjetivos, como la religion o la tradicion, es un error, y que coarta la capacidad de cada individuo de discernir el grado bondad o maldad de sus propias acciones y las de sus semejantes.




Sustituir el sentido ético por una serie de lineas rojas que no deben ser traspasadas no es mas que expropiar al ser humano de su propia responsabilidad, además de despojarlo de todo sentido autocrítico. Creemos que es nuestra responsabilidad ser capaces de juzgar nuestros propios actos y sus consecuencias, y el establecimiento de reglas morales lo impide, al sentar un juicio previo y sobre conjeturas realizado por otros en lugar del juicio concreto y sobre hechos realizado por uno mismo.



La bondad no puede consistir en cumplir con una serie de reglas sin cuestionarse nada más. Más bien creemos que consiste en cuestionarse continuamente a uno mismo, y en cuestionar continuamente los actos propios, y ser responsable de sus consecuencias.


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Escrito por Cronos el lunes, 1 de octubre de 2007

Anarquía.



Si acudimos al diccionario de la RAE, nos dice que :


anarquía.

(Del gr. ἀναρχία).

1. f. Ausencia de poder público.

2. f. Desconcierto, incoherencia, barullo.

3. f. anarquismo (‖ doctrina política).





No, no voy a criticar el diccionario de la RAE, soy consciente de que los lingüistas son eso, lingüistas, y recogen los usos que habitualmente se le da a la palabra, no únicamente el significado etimológico o purista. De hecho, es curioso observar como ponen como primer significado de la palabra el puramente etimológico, la ausencia de PODER (si, pongo poder en mayúsculas porque es importante entender que es el poder lo que los anarquistas rechazan, nada más, y nada menos), y continúan con el mas “comúnmente aceptado”.

La cuestión es que, a lo largo de los años, el uso interesado de la palabra anarquía como desconcierto, incoherencia, barullo o caos ha dejado un poso evidente. Si hablas de anarquismo político en un foro que no conozca mínimamente las ideas anarquistas, automáticamente verás rostros asustados o paternalistas, y lo que no obtendrás en ningún momento es el mínimo de atención o respeto. Se ha conseguido el efecto deseado: Que se rechace una idea por la manipulación de la palabra que la define.

Lo realmente curioso en ese rechazo sin base es que, por si fuera poco, el rechazador cree tener el argumento genial de una frase para poder refutar una idea que ha sido discutida hasta la saciedad por muchas personas, algunas de ellas de una gran profundidad de pensamiento –a favor y en contra, cuidado- desde su misma existencia, o incluso, do forma indirecta, desde antes. Que es una idea con una base filosófica, y un desarrollo basado en la razón, con motivos y criterios con los que se puede estar de acuerdo o no. Pero no, intentan rebatir todo esto con una sola frase (generalmente muy desafortunada). Claro, hombre, si Bakunin hubiera conocido tu argumento, hubiera dejado de escribir sus libros. Haberle llamado, lo que nos hubiéramos ahorrado.




Me refiero a frases como…

“Es que los anarquistas piensan que todos somos buenos, y no es cierto”. Claro, y resulta que prefieres que alguien organice tu vida y te imponga un modo de vida, aun sabiendo que esa persona puede ser uno de esos que no son “buenos”.

“Yo podría vivir sin que nadie me de ordenes, pero creo que no todo el mundo podría”. Dejando de lado lo prepotente de la afirmación, es curioso ver como se levanta en seguida la barrera entre “yo” y “los demás”. Si tu puedes, ¿porque los demás no? ¿En que eres mejor que ellos para afirmar tal cosa?

“Es que la anarquía sería el caos, ¿Quién iba a decidir por donde conducen los coches?” – lo de los coches es sustituible por cientos o miles de ejemplos típicos, como la electricidad, las infraestructuras, etc… La anarquía significa la ausencia de poder, de imposición. Que no es sinónimo de ausencia de organización. Y es que “organización” y “jerarquia” o “poder” no son sinónimos. Cualquiera que sepa un poco sobre teoría de las organizaciones o de la información asentirá sin duda ante esta afirmación.



En fin, lo que los anarquistas proponen no es ni el caos ni la vuelta a la edad de piedra o a la ley del más fuerte. Lo que los anarquistas proponen es que cada persona sea libre y responsable de si misma y de las consecuencias de sus actos. Que la política sea convertida en ética. Que la fraternidad y la igualdad sean consecuencia de la libertad (consciente y responsable) de cada uno. Que ningún ser humano sea dueño de la vida de otro, o de los recursos que otro necesita para su supervivencia. Que la ambición y el ansia de poder dejen de ser el motor del mundo, para que lo sean la solidaridad y la persecución de la propia felicidad, de la propia realización, en el modo en que cada uno crea mejor. En que nadie te imponga un modo de vida, en que cada uno decida el modo en que desea vivir sin imponérselo a nadie más ni permitir que nadie se lo imponga.



Puede que la propuesta sea más o menos correcta. Por supuesto que se puede estar a favor o en contra, o en algún punto intermedio. Lo que a mis ojos parece obvio es que la anarquía, el anarquismo, tienen poco o nada que ver con lo que la mayoría de la gente cree.



Ah, y por supuesto no se pueden olvidar los “mass media” de todos los colores, que solo sacan algo vinculado con el anarquismo cuando hay violencia de por medio (manifestaciones, desalojos, etc), o cuando algo es lo suficientemente pintoresco como para llamar la atención… y nunca informan de lo positivo que desde la perspectiva de esta idea se hace cada día, ni mucho menos abordan en ningún momento nada con un mínimo de profundidad ideológica. Solo aparecen como “bichos raros y/o violentos”, sin más. ¿Intencionado? No lo se, pero objetivo seguro que no…



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Escrito por Cronos el miércoles, 19 de septiembre de 2007

Sí, señores. La palabra crea.



¿Qué significa esto? No me refiero a los pasajes bíblicos en los que se describe cómo dios creó el mundo en siete días con la fuerza de su palabra. Bueno, en realidad el concepto que quiero transmitir sí tiene que ver con esto, pero no en el sentido místico o mágico que en la Biblia tiene, sino en un sentido mucho más pragmático y más próximo a quien pueda leer este texto.

Todo el razonamiento humano, nuestra manera de acercarnos y enfocar la realidad, está apoyado inequívocamente en la palabra, en el contenido que le asignamos, en la carga semántica que le otorgamos. Para manejar conceptos abstractos, conceptos que no tienen un reflejo material directo (“libertad”, “justicia”, “paz”…etc. frente a “mesa”, “zapato”, “cuchillo”…etc.), necesitamos de la palabra que se refiera a ese concepto, o ni siquiera podríamos razonar alrededor de ello. De hecho, muchos conceptos abstractos no existían hasta que la palabra para manejarlos no existió. En el campo de las ideas, de lo abstracto, la palabra crea.

También sucede que el significado de las palabras no es permanente, va evolucionando a lo largo de la historia, bien por el uso, o bien por manipulaciones intencionadas, ni siquiera es necesariamente similar para dos personas en una misma época (el señor G. W. Bush o el Sr Aznar dicen defender la “libertad”, pero creo que su idea de libertad y la nuestra tienen poco o nada que ver, a la vista de los hechos). La evolución semántica de un término es tan natural como el lenguaje mismo, y las interpretaciones individuales de lo que un término abstracto significa, también.

Lo que ya tiene bien poco de natural es un fenómeno relativamente moderno, que nace de la implantación de los medios de comunicación de masas. Y es la manipulación explícita de las palabras – en realidad, de cualquier símbolo, que es lo que son las palabras- de forma intencionada o interesada, y su deformación hasta convertir su significado en algo radicalmente distinto del que en principio tenían. Dicho de otra forma, los mass media han servido –entre otras muchas cosas- como plataforma para hacer posible la manipulación de un término hasta pervertirlo, hasta conseguir que una mayoría otorgue una carga semántica a una palabra que esta no contenía en un principio, o que su propio significado, analizado atentamente no contiene.

Hablé más arriba de libertad, un gran ejemplo de lo que queremos mostrar. Como saludable ejercicio, para indicar con claridad a qué me refiero, nombraré un medio que se llama “libertad digital”, y que mantiene una “línea editorial” (otro bonito ejemplo de cómo la palabra crea, aunque en este caso a través de otro mecanismo, el del eufemismo – dicen línea editorial para no decir ideología política, a ver si alguien va a pensar que un medio “informativo” tiene tal cosa, si son todos neutrales, veraces e independientes) de claro corte conservador cuando no reaccionario, y que ha defendido a capa y espadas restricciones explicitas de la libertad… de otros. Eso sí, los amantes de “la libertad” deben leer ese medio, claro. Si ya su propio nombre lo indica.




¿Qué queremos hacer desde aquí? Pues mostrar y denunciar algunas de estas manipulaciones del significado de las palabras. Para ello, iremos haciendo un repaso al alfabeto, buscando palabras manipuladas o directamente prostituidas, eufemismos, y términos empleados habitualmente y que parecen significar una cosa para los medios y que en realidad significan otra muy distinta, o que contienen matices ocultados sistemáticamente. Desde los muy manoseados “Libertad”, “Igualdad”, “Fraternidad”, hasta los evidentísimos “daño colateral”, o el ya mentado “línea editorial”, y casi cualquier palabra con contenido semántico relacionado o relacionable con la política.



Espero que nuestras cavilaciones sean del agrado del lector. Pronto, la primera palabra, que, naturalmente, comenzará por A.



La Palabra Crea.
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